El jabón de Alepo, antepasado del jabón de Marsella, enriquecido con un 20% de aceite de bayas de laurel y un 10% de arcilla roja, se elabora en los calderos de piedra del maestro jabonero que, mediante una sutil mezcla de agua, sosa natural, aceite de oliva y aceite de bayas de laurel da lugar a un producto con cualidades muy apreciadas.
El aceite de oliva nutre la piel, dilata los poros para una limpieza profunda.
El aceite de bayas de laurel restaura la película hidrolipídica protectora de la piel.
La arcilla roja rica en oligoelementos, mejora la circulación sanguínea.
Su acción hiperémica y antiparasitaria confiere al jabón de Alepo sus propiedades dermatológicas.
Su impacto es muy interesante en pieles sensibles con tendencia a granitos, rojeces y eczemas...
Se puede utilizar como champú, mascarilla facial, espuma de afeitar... Su suavidad no deja de proporcionar un maravilloso bienestar... Se utiliza ocasionalmente como ""antipolillas" en armarios...
Alivia las picaduras de insectos (frotando con el jabón seco).
La arcilla roja tiene el mayor contenido de óxido de hierro, la arcilla roja es rica en oligoelementos y tiene la virtud de favorecer la circulación sanguínea y ser un buen remedio para las pieles con tendencia a las rojeces o con rosácea.
Las propiedades reequilibrantes de la arcilla roja regulan la producción de sebo y eliminan las impurezas.
Otra de sus propiedades es que sirve para reducir las zonas inflamadas y reducir el dolor. Por ello, es muy eficaz en el tratamiento de dolores musculares, moretones, hematomas y equimosis.
La arcilla roja se comporta como un bactericida, previene la proliferación de microbios u otras bacterias y gérmenes patógenos (tiene acción antiséptica) al mismo tiempo que favorece la reconstitución de células sanas.